“De camino a casa se quiere ser libre, no valiente”
Experiencia en la exposición "Feminicidios en México"
Sin duda es una experiencia que me ha hecho reflexionar mucho acerca del papel que tiene la mujer en la sociedad actual. La exposición, mientras se está recorriendo, es acompañada por distintas grabaciones de voz de hombres dirigiéndose a las mujeres con palabras peyorativas y eso ocurre muy frecuentemente, sin razón alguna, únicamente porque el hombre se cree capaz de tener derecho sobre la mujer. Hay otras grabaciones donde la mujer comenta que sus acciones no se ven delimitadas por los deseos del hombre, como usar un tipo de ropa o andar en la calle a tal hora, etcétera. Decimos que nuestra sociedad actual vive un gran avance actualmente, sin embargo, para avanzar, es necesario hacerlo en todos los aspectos, los hombres no podemos avanzar sin la mujer, como la mujer no puede avanzar sin el hombre y este es el principio de equidad que se quiere lograr. Otra de las cosas que llamó mucho mi atención fue el "stand" con los tacones rojos que representa un llamado de consciencia respecto a la violencia de la mujer ante la mirada indiferente de las autoridades. Además de la gran cantidad de casos de feminicidios ahí expuesto, también quedé estupefacto por las estadísticas mostradas en el mapa; alrededor de 3 millones de mujeres mueren al año en el mundo. En México alrededor de 4,000 donde solo si investigan 600, no es posible permitir eso como sociedad. También se me hizo interesante conocer los tipos de feminicidios que existen y conocer cuándo se comete feminicidio. La esencia de la exposición, no es ir a "apreciar" lo ahí expuesto, es un llamado a la sociedad para fomentar ese cambio de conciencia necesario para vivir en un mundo con equidad, donde las mujeres puedan gozar con la misma libertad y seguridad con las que cuenta el hombre. (Fotos al final).
Contexto y caso
No
es novedad que durante el año se estrenen gran variedad de películas. Hay
películas que tratan diferentes temáticas, desde las de ciencia ficción, hasta
los dramas románticos, cada una de ellas complace los gustos de las distintas
personas. Ir al cine, sin duda, es una actividad que nos gusta compartir con
nuestros seres queridos ya sea para relajarnos o simplemente tener un buen rato,
pues, las historias, hacen que por aproximadamente dos horas escapemos de
nuestra realidad. Invito a mi lector a imaginarse en el siguiente escenario:
Ahora es usted una estudiante de una carrera profesional; finanzas, ingeniería,
una licenciatura, medicina, la que desee. Se levanta temprano durante la semana
para ir a estudiar, tal vez los fines de semana también y tiene un hogar que
siempre espera su llegada. Una tarde de domingo, después de terminar sus
responsabilidades, acuerdan con su pareja de ir a ver esa película que se ha
estrenado en el cine y que, por los anuncios en los medios de comunicación, ha
llamado su atención. Le dice a su papá, su mamá, su hermano o a cualquier
responsable de su casa que esa tarde irá al cine y que regresará al finalizar
la función, que su pareja lo acompañará para no regresar sola. Ven la película,
pasan una noche agradable y esperan un autobús que los aproxime a su hogar.
Pasa uno y un muchacho les dice que dicho autobús coincide con la ruta, acceden
a tomarlo. Hay 6 personas más en el autobús, incluido el conductor. No
sospechan nada. Se cierran las puertas. El conductor toma una ruta alterna y la
inseguridad en tu acompañante comienza a aparecer. Le dices que esté tranquilo.
Los otros pasajeros empiezan a burlarse de ustedes preguntando que qué hacen a
esas horas de la noche en la calle. Están alcoholizados. Se aproximan a ti. De
pronto vez como tu acompañante, previendo el riesgo que corren, entra en un
estado de alerta y golpea a tres de los sujetos. El resto lo toman a él y lo
golpean fuertemente con una barra de hierro oxidada hasta dejarlo inconsciente.
A usted la arrastran cerca del asiento del conductor, cada uno de los pasajeros irrumpe su
integridad física golpeándola, penetrándola, torturándola introduciéndole la
barra de hierro con la que anteriormente -posiblemente- mataron a su pareja y,
posteriormente, con el autobús aún en marcha, los avientan a ambos del autobús.
Ahora se debaten entre la vida y la muerte… (Relato
creado con la información de univision-noticias, 2013; Wikipedia, 2017 & emol-mundo,2013).
Eso
fue lo que vivió el 16 de diciembre de 2012 Jyoti Singh Pandey, una pasante fisioterapia de 23 años en Nueva Delhi, India, cuando al regresar
de ver una película con su novio sucedió lo anteriormente descrito. Uno de los
acusados era menor de edad y se dice que arrancó los intestinos de la muchacha.
Se logró dar con el paradero de los responsables y fueron condenados a pena de muerte. Uno de los atacantes, hermano del piloto, se suicidó. El novió, gravemente herido, logró sobrevivir. Jyoti Pandey murió 13 días después en un hospital en Singapur (emol, 2013).
Análisis y crítica
Actualmente,
decir que el riesgo al que se ven expuestas las mujeres es una cuestión
relativa, que depende del lugar en el que se encuentre, es lo mismo que decir
que las manzanas saben a papas según el país en el que son cultivadas. El
peligro existe, y no es preciso hacer caso omiso de ello. En Guatemala mueren
dos mujeres al día, en india fueron 8093 en el año 2007, en el mundo alrededor
de 3 millones de mujeres (Exposición “Feminicidio
en México”, Museo de memoria y tolerancia). Una mirada, un piropo, un
acercamiento “de más”, tocarlas, etcétera, a todo eso se ve expuesta una mujer
cuando se encuentra en la calle por el simple hecho de ser mujer, por el hecho de
que el hombre piensa que el único objetivo de ellas en esta vida es ser
servidoras de sus antojos, de sus deseos. Tanta es la brutalidad de estos
hombres, que no les basta con únicamente destruir su integridad moral, sino también
destruir su integridad física y en muchísimos casos, arrancarles la vida, como
si sus deseos, como si ese placer que necesitan y que no pueden controlar -que
los convierte en unos hombres primitivos- les concedieran el poder de
determinar qué mujer es preciso que viva y qué mujer no. Como si ellas vivieran
a expensas de los deseos de este ser corrompido. Digo corrompido porque estos
actores, a la hora de pensar que las personas, en este caso las mujeres, nacen
para servirlos, están violando la dignidad de las personas al verlas como un
instrumento, en este caso un instrumento sexual, para un fin, el fin de
complacer sus deseos. Jyoti Singh Pandey iba acompañada, quiere decir que se
sentía segura, sin embargo, esa compañía no bastó, pues la cantidad de hombres
primitivos que atacaron a su novio era por mucho mayor y éste se vio impotente
para poder defenderla. Entonces estamos en un mundo donde no sólo la mujer ya
no puede salir sola de su casa sin el temor de que algo le suceda, sino
también, ya no puede salir acompañada sabiendo que el riesgo continúa presente.
¿Qué tipo de vida es aquella donde se vive para temer? ¿Es preciso que nuestra
vida se vea condicionada por personas incapaces de reconocer el valor de la
sexualidad, el valor de la vida? ¡No lo es! Estos hombres son aquellos que
piensan que el sexo es causa, no consecuencia y al pensar así le quitan los únicos
dos fines que puede tener la sexualidad: la procreación o elevarla al erotismo.
Pero si no se pretende cumplir ninguno de estos fines, ¿Qué sentido tiene saber
que tus deseos serán complacidos por un cuerpo que no tiene intenciones de
procrear contigo y que menos te ama? Ese es el principio con el que viven estos
hombres, sus deseos, así como sus convicciones, no significan nada y creen que
la vida de los demás es objeto para reconocer lo miserable que son. Ese hombre,
Mukesh Singh (piloto del autobús) y sus acompañantes, es el mismo que después
de violar a una mujer y matarla, comenta en las entrevistas: “Una chica es mucho más responsable de la
violación que un chico. Chicos y chicas no son iguales”; “El trabajo de la casa
y los quehaceres son cosa de chicas, no andar por allí en discotecas y bares
por la noche, haciendo cosas incorrectas, usando ropa inadecuada”; “La violé,
tenía derecho a darle una lección” (Park,M. & Harmeet, S., 2015). A
todos los “Mukesh” alrededor del mundo es preciso que se les acuse con pena de
muerte, como sucedió en este caso.
Conclusión:
Desde
mi punto de vista todo el movimiento que se ha generado alrededor de la mujer
sí está bien que se esté llevando a cabo porque sin duda los hombres contamos
con más fuerza física, quiere decir que, a pesar de que la mujer trate de
defenderse de los ataques de un hombre, en la mayoría de veces éste va a ganar.
Ahora si mezclamos eso con el tipo de hombre que piensa que la mujer es un
simple objeto (como he descrito en el apartado anterior), y ese hombre piensa
que sus “principios” -o la falta de ellos- son los correctos y los transmite a
generaciones futuras, sin duda llevará a un genocidio contra el sexo femenino.
Es justo que las mujeres se hagan escuchar y nosotros los hombres también
apoyarlas. Este caso fue de una mujer en la India, mañana será en Argentina,
tus hijas, tu hermana, tu mamá, la vecina… ¿Es justo para ellas vivir así?
Mientras no exista un cambio en la consciencia social, el temor seguirá
presente. Se debe educar a la sociedad haciéndole conocer la verdadera esencia
del sexo, la verdadera esencia de los deseos, la verdadera esencia de la vida, y
no hay vida, si no hay mujer.
Referencias: